"Los satélites de comunicación representan la privatización del espacio. Su desarrollo, rápido y espectacular, ha ido adquiriendo paulatinamente connotaciones de poder político y económico. Los países que hoy día se pretenden modernos deben contar con un satélite propio; es condición indispensable para entrar en el umbral del siglo XXI.
Los satélites de comunicación son también redes, en el sentido clásico del término, líneas (frecuencias) a través de las cuales transmiten informaciones de un punto hacia otro. Lo que resulta sorprendente es constatar cómo a través de los siglos el concepto de canal de comunicación evoluciona y al perfeccionarse se complica. Simplemente hay que observar hasta qué punto se ha incrementado la densidad de las líneas de comunicación del telégrafo al satélite. En el mismo sentido ha evolucionado nuestra capacidad de informar y comunicar.
Es común hablar de tecnología y dejar en un segundo plano a sus creadores. Son científicos e ingenieros quienes han creado este mundo de interconexiones y ellos representan una cultura, la nuestra. Desde esta perspectiva habría que hablar también de mentalidades. No cabe entonces sino sorprenderse ante la capacidad creativa del ser humano, en éste caso el científico, pero también ante la capacidad de respuesta del usuario. ¿Quién puede negar que las imágenes más sobrecogedoras del espacio, de la misma Tierra, han partido de éstos artefactos? El satélite es un canal de comunicación, pero es también una nueva perspectiva desde donde vemos a los demás y nos vemos. Este punto significa, indudablemente, un cambio de mentalidad de nuestro tiempo cuyos alcances aún no podemos medir con certeza.
De las redes satelitales deriva una concepción espacio-temporal. Una revolución geo-política que altera el sentido de una comunicación ligada a la territorialidad (el espacio sideral) y a la lengua (su universalidad). De aquí resultan nuevas formas de medir el espacio-tiempo y encuadrarlo en una realidad concreta: disponibilidad de redes y variación de tarifas. (…)
Bien se sabe que dentro de la carrera económica y política del mundo moderno la comunicación posee un papel estratégico; este último calificativo deriva, justamente, de la capacidad que deben tener los países que han quedado fuera de la esfera más avanzada para responder a las iniciativas económicas y políticas emprendidas por los más poderosos.
Vivimos en una época de cambios profundos y acelerados. Hay transformaciones geo-políticas no sólo en el espacio territorial, físico (nuevos países y fronteras), sino también en el espectro comunicativo (satélites de comunicación). Una doble especialidad desde donde nos concebimos como culturas, pueblos, como países y desde donde nos comunicamos.
A tales transformaciones deber corresponder un avance también en las conceptualizaciones. Si realmente se ha revolucionado en el pensamiento económico, político y social de este final de siglo es evidente que no se puede seguir hablando de los países del Tercer Mundo como se hacía en 1970. Si las perspectivas del Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación quedaron saturadas en su tiempo y sin solución alguna, es ahora el momento de retomar algunas propuestas -que no por olvidadas deben quedar muertas- y plantearlas a la luz de los acontecimientos que rigen la economía y política mundiales. (…)"
Carmen Gómez Mont
Tomado de
LIBRO DE COMUNICACIÓN SATELITAL
Recuperado el 20 de Marzo de 2011
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